Se consume el cigarro
entre volutas de humo
haciendo un escorzo en
el cenicero;
lo miro perdido entre mil pensamientos,
siendo a la vez tan cercano y ajeno.
Mi mente vuela inconsolable,
intentando castigarse a cada recuerdo...
intentando comprender,
el por qué de cada verso
de una vida escrita en prosa...
¿En qué punto de la historia todo quedó cabeza abajo...
murieron las premisas,
nacieron las dudas,
y el hecho de simplemente
ser y sentir
supuso una barrera insalvable...?
Como siempre, mi mente habla y mi pecho calla...
convenciéndose a cada momento
que mi tiempo llegará
y que en alguna parte del camino,
seré escuchado y comprendido...
tal vez respetado
o incluso valorado...
y con un poco de suerte,
hasta querido.
Con las mismas destrozo,
al regreso de mi consciencia,
el puente de ceniza que tendía el cigarrillo;
apagando con desidia el hastío que me domina,
en la figura de un filtro
informe y aplastado
contra un sucio y desgastado cenicero...
vamos, toda una estampa poética.
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