No hay certezas en el camino, de hecho, dudo que exista algún camino antes de comenzar a empedrarlo con nuestros pasos...
Miedo, soledad e inseguridades, son amargos compañeros que, a modo de equipaje, comparten nuestro devenir (por errático o firme que sea).
Un camino de búsqueda, camino de conocimiento, es como me gusta ver la vida...
Búsqueda y conocimiento de uno mismo y de nuestro entorno, un eterno período de aprendizaje en el que, nuevas metas, ilusiones y sinsabores, dan paso a los ya superados.
No hay tiempo para parar y disfrutar de un período de placidez alcanzadas unas anheladas expectativas, pues éstas, a su vez, vendrán aparejadas con alguno de los tropiezos, decepciones o pérdidas con que la vida suele sorprendernos, a modo de regalo, para trastocar nuestro equilibrio...
Equilibrio, desde mi punto de vista, algo de apariencia trivial pero de importancia capital en la búsqueda de felicidad que resulta ser la vida.
Sin equilibrio en mi vida no conseguiré ser feliz, porque tal vez, deje escapar períodos de tiempo, al pasarme desapercibidos, que podía haber disfrutado con plenitud, perdido entre dudas y la esperanza en tiempos aún mejores.
El conocimiento de uno mismo, esa búsqueda espiritual (o metafísica) tan desagradecida porque, seamos sinceros, enfrentar nuestra propia mirada, revelando nuestras miserias frente a un espejo, no es tarea sencilla ni, muchas veces, placentera; el conocimiento de uno mismo, digo, nos permite redefinirnos, romper barreras, superar límites y, al mismo tiempo, nos permite darnos a conocer desde el yo, sin diluir nuestra personalidad, con sus peculiaridades y fallas, en el entorno o en las convenciones sociales dictadas por la convivencia en un grupo.
La definición nace de la persona y evoluciona en el entorno, pero en ningún caso la define el propio entorno o queda variable en función de él.
Equilibrio entre sueños y realidad, entre lo que suponías tu vida iba a ser y la realidad con la que te toca convivir.
Equilibrio emocional, nacido desde el respeto y amor a uno mismo, proyectado así hacia el exterior...
¿Pero cómo alcanzar el equilibrio si, en esta vida, nuestro maestro en la derrota y fracaso, tan sólo, es el paso del tiempo. Si desde que somos pequeños esta impersonal sociedad nos educa en vivir nuestros sueños y en triunfar en estándares de felicidad ajenos a los propios, pues nacen de la estabilidad y garantía de las estructuras sociales existentes?.
He ahí el quid de la cuestión... ¿Equilibrio?... desconozco otro camino.